Fundamentalmente en su formación post-graduada específica en el ser infantil y adolescente, los cuidados y necesidades que ello conlleva para una correcta salud bucal en el futuro.

El odontopediatría es el odontólogo o médico estomatólogo que al igual que el pediatra en medicina, se encarga del cuidado y mantenimiento de una correcta salud bucal en la infancia y adolescencia del ser humano. Para ello se requiere una formación especializada amplia que abarque todos los aspectos de posibilidades de tratamientos, conocimientos profundos sobre el crecimiento y desarrollo del área oral en ésta etapa tan importante de la vida.

Todo ello debe hacerse considerando que el niño conserva durante todo el resto de su vida una imagen de sus primeras experiencias, por ello el odontopediatría procura fortalecer mediante una motivación positiva, la imagen siempre agradable hacia una correcta salud oral, que sin duda repercutirá en la sonrisa del futuro adulto.

Por término medio, no debemos esperar más de seis meses entre visita y visita. El odontopediátra, conocedor de los problemas que se pueden plantear en cada edad, y sabiendo la enfermedad previa o problemas que ha padecido el niño, nos indicará la frecuencia de las visitas, ya que en algunos casos estas deben ser más frecuentes.

El comienzo de la dentición de leche es aproximadamente los 6 meses, es cuando salen los incisivos centrales inferiores.

Los dientes de leche pueden sufrir caries, igual que los del adulto. Pero por las características propias de los dientes de leche, una vez que se inicia la caries, esta tiene un avance más rápido y afecta al tejido nervioso del diente más deprisa que en el adulto, por lo que conviene acudir al especialista cuanto antes.

Evidentemente un traumatismo de los dientes es doloroso, los niños tienen diferentes formas de manifestar el dolor.

En los bebés puede manifestarse como imposibilidad de succión o rechazo al alimento.

Cuando se produce la eliminación de esmalte, dentina y sobre todo cuando el nervio queda expuesto, hay una sensibilidad aumentada al frío, calor y roce de los alimentos. El tratamiento de la lesión mejora la sintomatología.

En ocasiones son necesarias además de las medidas higiénicas pertinentes, la asociación de antibióticos y analgésicos. Además de la recomendación de dieta blanda durante los días posteriores al golpe.

En cualquier caso que se produzca un golpe en los dientes, se hace imprescindible el asistir de forma urgente al odontopediátra, Toda lesión aunque aparentemente no haya producido daño o molestias puede desencadenar secuelas en el futuro, el dentista se encargará de realizar la revisión y seguimiento del caso para minimizar las consecuencias.

Se encuentra ampliamente demostrado que la presencia de hábitos como el uso prolongado del biberón (más allá del año de vida) o, lo que es peor, la succión del pulgar u otros dedos, puede producir alteraciones del crecimiento normal de los huesos maxilares. La eliminación de estos hábitos debe de hacerse lo más temprano posible, de forma que se pueda producir una normalización espontánea de su crecimiento. Si esto no es posible, sería necesario acudir a otros medios (normalmente aparatología) para subsanar las alteraciones causadas.

No hay que olvidar que otros hábitos como la respiración por la boca pueden producir igualmente alteraciones en el crecimiento de los huesos maxilares. Se hace necesario en estos casos, acudir al especialista en otorrinolaringología para diagnosticar y tratar de forma conveniente la causa de este tipo de respiración.

Otras costumbres como morderse las uñas, morder objetos, la presencia de rechinamientos dentarios (conscientes o inconscientes), etc., pueden ser igualmente elementos que, potencialmente, produzcan alteraciones o patología del desarrollo de la articulación de la mandíbula y lesiones en los propios dientes.

Ante la presencia ya instaurada de cualquiera de estos problemas, no existe una única forma de tratarlos, ya que las causas pueden ser múltiples. El odontopediátra valorará en cada caso particular los medios más idóneos de minimizar las consecuencias que pueden presentarse, siempre teniendo en cuenta que el tratamiento debe llevarse a cabo cuanto antes para impedir alteraciones graves en el desarrollo del niño a mayor edad.

Enseñar al pequeño los correctos autocuidados en salud dental son el mejor medio para evitar problemas en el futuro. De ahí que sea beneficioso que los papás vayan educando al pequeño en prevención y conservación de la salud dental. Una parte importante de esa educación es la referida a la dieta, que básicamente se centra en que no sea abundante en azúcares refinados, evitando los alimentos de consistencia blanda y pegajosa. El peor momento para la ingestión de estos alimentos es, sin duda alguna, la noche. De ahí la importancia de que se realice un buen cepillado antes de ir a dormir. Este debe realizarse en movimientos de vaivén o circulares y siempre de la encía al diente, no olvidando cepillar la lengua. Conviene hacerlo con un cepillo adecuado a cada etapa de dentición, que se cambiará cada mes y medio aproximadamente.

En cuanto a si puede realizarlo el pequeño solo, dado que el niño no tiene una destreza manual suficiente como para realizar un cepillado efectivo hasta los ocho años (según los odontólogos, algunos adultos no llegan nunca a realizarlo correctamente) conviene que lo hagan acompañados.

Es importante crear en el niño una actitud positiva hacia su salud oral en el hogar y mediante las visitas al odontólogo, es la mejor forma de prevenir .y generar en el futuro adulto los autocuidados necesarios para mantener una correcta salud oral.

En este sentido, los padres deben fomentar una actitud positiva hacia las visitas al odontopediátra, para minimizar lo que se ha denominado la “fobia dental”.
Afortunadamente, cada vez existen más consultas adaptadas a las necesidades del niño (con juguetes, libros infantiles, premios al finalizar las visitas, etc.). El odontopediátra, conoce las técnicas adecuadas para ayudar al niño a familiarizarse con las consultas dentales y sus tratamientos. Iniciar las visitas cuando el niño es pequeño le ayuda a tomar contacto con este ambiente, y sobre todo, teniendo en cuenta que la implantación de medidas preventivas (limpieza dentaria, aplicación tópica de flúor) no son molestas, lo cual repercute en una sensación agradable y, desde luego, de motivación positiva hacia la siguiente visita de control.

Si en algún caso fuese necesario el tratamiento dental con anestesia, el odontopediátra conoce las técnicas adecuadas para que este procedimiento resulte prácticamente indoloro, realizando posteriormente el tratamiento previsto y quedando igualmente una sensación de motivación positiva para sucesivas visitas.

El tratamiento de los traumatismos depende de cada caso, de la edad y tipo de dentición en la que se produzca.

Cuando el golpe se produce en un diente permanente que acaba de salir, lo fundamental es seguir el caso a lo largo del tiempo hasta la completa maduración o crecimiento del diente permanente.

Cuando el traumatismo ocurre en el diente de leche, lo primero que tenemos que tener presente es que el diente permanente en fase de formación se encuentra íntimamente unido a la raíz del diente de leche y, por tanto, un golpe, por mínimo que parezca, puede producir una alteración en la formación correcta del diente definitivo. Las secuelas las podremos evidenciar cuando se produzca su salida.

Cuando el diente de leche como consecuencia del golpe sale por completo del hueso, no es conveniente volverlo a colocar en su lugar ya que puede tener consecuencias en los dientes permanentes en formación.

En estos casos se debe reponer mediante una prótesis o aparato el diente o dientes perdidos con el objetivo de que el niño recupere las funciones de fonación, masticación y la estética adecuada a su edad .El odontopediátra le aconsejará sobre el momento oportuno para la colocación de la prótesis en cada caso.

El comienzo de recambio dentario es a los seis años. Edad clave de aumentar la prevención para conseguir una boca sana el resto de la vida del niño.

Las caries pueden aparecer desde el mismo momento que aparecen los dientes en la boca del niño, es decir, a los seis meses de vida. Hay por desgracia un tipo especial de caries que aparece a muy corta edad que se denomina caries de la infancia temprana, caries del biberón que produce un deterioro rápido y agresivo de los dientes alrededor de los veinte – veinticuatro meses de vida. Se producen al añadir azúcares (cereales azucarados) o miel al biberón del niño o al chupón, y este permanece durante largo tiempo en la boca del bebé (el peor momento es la noche). También el consumo frecuente de jugos de fruta pueden causar un grave deterioro dental, sobre todo si se mantienen de forma prolongada en la boca del niño, ya que en estos productos contienen los ingredientes que más favorecen la desmineralización dentaria, y por tanto la formación de caries, que son azúcar y ácidos.

En la actualidad se puede decir en pocas palabras que las caries disminuyen y los traumatismos dentales aumentan en la consulta del odontopediátra.

Las estadísticas establecen que los niños con dientes de leche, el 50% de ellos habrá sufrido un traumatismo antes del fin de los estudios primarios.

La prevalencia en dientes definitivos ha ido aumentando con los años desde el 20-30% en los años 1995, hasta el 20-58% en el año 2003.

Las causas de los golpes o traumatismos son muy diversas y habría que diferenciar entre los golpes en los dientes de leche y los golpes en los dientes permanentes.

Los dientes de leche son más frecuentemente sometidos a golpes en el momento en que el niño comienza su vida autónoma y empieza a caminar. Son fruto de su incoordinación motora. Las edades en las que se producen son muy tempranas (alrededor del año de vida) por lo cual el tratamiento también se complica debido a las especiales circunstancias de manejo del comportamiento en niños de tan corta edad.

Siempre es precisa la visita al especialista que evalúe la lesión lo más tempranamente posible, realice el tratamiento y seguimiento posterior del área lesionada.

Las secuelas por el golpe pueden aparecer no sólo en el diente de leche (cambio de color, movilidad, flemón….) sino, también en el diente permanente en formación, íntimamente unido al diente de leche desde el nacimiento. Estas secuelas son variadas (cambio de color, adelgazamiento o pérdida del esmalte…y aparecerán en el momento de la salida del diente permanente (alrededor de los siete años.)

En los dientes permanentes, las causas son fundamentalmente los deportes violentos y juegos. Los traumatismos en accidentes de tráfico han ido disminuyendo con el establecimiento de las medidas de seguridad necesarias para transportar a los niños.

Desgraciadamente hay un factor que debemos de tener en cuenta como posible causa de traumatismo en el niño, fundamentalmente de corta edad, son los malos tratos a la infancia. El odontólogo también debe ser canalizador de las denuncias cuando se sospechen estos hechos.

Los dientes de leche se forman durante el embarazo de la madre. Por esta razón, los alimentos necesarios para su correcto desarrollo deben conocerse e ingerirse de forma adecuada durante esta etapa de la vida. Las cantidades necesarias de calcio fósforo, vitaminas, etc., ayudarán a formar las estructuras dentales correctas. Del mismo modo, los problemas relacionados con un embarazo complicado y/o un parto prematuro pueden crear, potencialmente, anomalías del crecimiento y desarrollo dentales.

Por todo lo anteriormente expuesto, se puede deducir que las visitas al odontopediátra, para una correcta educación, deberían comenzar durante el embarazo de la madre.

Tras el nacimiento, mucho antes de que el niño tenga dientes, debe realizarse una limpieza de las encías del niño después de cada toma de leche. Es la mejor manera de prevenir una caries temprana en los futuros dientes, para ello, utiliza una gasa humedecida, limpiando, no sólo las encías, sino también la lengua, arrastrando los restos de leche o cualquier otro alimento. Esta operación debe llevarse a cabo idealmente tras cada toma o, como mínimo, una vez al día, preferiblemente después de la última toma.

Desde el mismo momento de la erupción de los primeros dientes, puedes encontrar en el mercado diferentes opciones para el correcto cepillado estos, desde los dedales de silicona o látex hasta los cepillos de pequeño tamaño y filamentos muy suaves que, sin duda, son verdaderas caricias para el niño.

Debemos conocer que los gérmenes de la cavidad oral de los adultos próximos al niño pueden transmitirse a su boca a través de la saliva (besos, intercambio de cucharas, prueba de alimentos y, sobre todo, a través de un gesto muy común, la limpieza del chupón o tetina con la saliva del adulto). Las precauciones, por tanto, deberían ser similares a las que se tienen cuando el adulto padece gripe y quiere evitar el contagio al niño.

Conviene cepillar los dientes después de cada ingesta para eliminar los restos de alimentos que pueden quedar en la cavidad oral. El cepillado lo deberá de realizar algún adulto ya que, hasta los ocho años, el niño no tiene destreza manual suficiente como para realizar un cepillado efectivo. (Algunos adultos no llegan a realizarlo correctamente).

En muchas ocasiones, es recomendable que el niño realice enjuagues con algún colutorio que le prescriba su odontopediátra, el especialista recomendará el más adecuado a la edad del niño y de acuerdo con los beneficios que se deseen.

En general actualmente las investigaciones en la utilización correcta de flúor como elemento preventivo para la dentición, recomiendan su empleo a nivel tópico ( pastas dentífricas y colutorios ) a baja dosis y alta frecuencia, de manera que cuantas más veces el esmalte tenga contacto con el flúor, mayor capacidad preventiva contra la caries. Los medicamentos de flúor en forma de comprimidos y gotas recomendadas hace pocos años, actualmente se encuentran en desuso, recatándose solo en casos muy concretos.

Hay federaciones deportivas que exigen a los participantes el uso de un protector bucal.

Lo ideal sería que cada niño que practique un deporte violento utilice un protector, sobre todo en los casos en que existieran factores predisponentes (respiración fundamentalmente por la boca, profusión de los dientes, falta de cierre labial) para padecer traumatismos dentales.

Existen en el mercado diferentes tipos de protectores, lo mejor es utilizar aquellos que permiten amoldarse a la forma individual de cada boca.

Idealmente se realizan en la consulta dental, después de tomar unos moldes de los dientes del paciente, individualizando en cada caso y según requerimientos específicos de cada niño como tipo de respiración, y de mordida, utilización conjunta con aparatos de ortodoncia…con el objetivo de que proteja adecuadamente todos y cada uno de los dientes ante un golpe violento.

La odontología está cambiando y cada vez somos más los dentistas que creemos firmemente que más vale prevenir que curar, y para lograr este objetivo debemos empezar muy temprano.

Lo primero que conviene aclarar es que todas estas consideraciones se hacen exclusivamente para los golpes en dientes permanentes y no en dientes de leche.

Lo importante es conservar lo mejor posible el diente durante el tiempo en que se encuentran fuera de su lugar en la boca.

Hay una estructura muy importante que es el ligamento que rodea al diente a la altura de la raíz y sirve para sujetarlo al hueso, lógicamente sus células se encuentran dañadas y rotas al salir bruscamente el diente de la boca.

La recogida y manipulación del diente nunca debe de hacerse por la zona de la raíz, el lavado se realizará con suero o leche intentando la recolocación del diente en el alveolo dentario y acudir de forma inmediata al odontopediátra. Si ello no fuera posible o no nos sintiéramos capaces de hacerlo, el traslado de dicho diente debe de hacerse de forma urgente al odontopediátra, conservándolo en medio húmedo (suero, leche, e incluso, colocado en la propia boca bajo la lengua) nunca en seco (servilletas, pañuelos…).

El especialista se encargará de implementar las medidas necesarias para reducir las consecuencias de dicho golpe.

A partir de la primera hora de situación del diente fuera de la boca el pronóstico empeora, ya que las células del ligamento comienzan a deteriorarse.

El trabajo de reconstrucción de un diente es muy laborioso ya que se trata de imitar lo mejor posible la naturaleza, forma y color de los dientes rotos.

Lógicamente el uso, frecuentes traumatismos de repetición y coloraciones por los alimentos, entre otros factores, pueden llevar a diferentes reposiciones del material. Los cambios en los parámetros de la dentición, mordida, pueden provocar igualmente nuevas reconstrucciones.

Si el golpe afectó al nervio, raíz o ligamento del diente, el pronóstico, lógicamente empeora.

Hay estudios internacionales que demuestran el elevado coste derivado de los traumatismos dentarios, ya que en muchos casos implican la colocación de varios procedimientos o tratamientos durante la vida del niño y adolescente, pero además implicarán secuelas de por vida en el adulto. Más importantes si tenemos en cuenta que en la mayoría de los casos se afecta la zona de delante de la boca, que es la que más repercute en la estética de la sonrisa.

FAQ (2)

Nuestras recomendaciones acerca de las caries son:

• Si observa que su bebé presenta alguna pigmentación o “mancha blanca” en la parte externa de los incisivos superiores, consulta inmediatamente con un odontopediátra para que detenga el proceso infeccioso y para que te indique cómo revertir los factores de riesgo que ocasionaron la enfermedad.
• Las caries en sus etapas iniciales pueden ser detenidas; sin embargo si progresa hacia la dentina y pulpa (nervio) deben ser abordadas para evitar dolor, infecciones bucales y faciales, etc.

La lactancia materna prolongada (después del año de edad si es diurna y/o después de la erupción del primer diente de leche si es nocturna) y su relación con la caries es un tema de gran controversia.

Al ser la caries una enfermedad infecciosa multifactorial, estamos convencidos que no existe ningún factor que ocasione la caries por sí solo.

Sin embargo, la mayoría de madres que dan el pecho a demanda durante la noche momento de mayor susceptibilidad al ataque bacteriano porque el flujo de saliva es casi nulo, no limpian los dientes después de la toma, aumentando el riesgo del bebé al combinar la ausencia de higiene oral con la presencia de un sustrato (leche) sobre la superficie dental.

Debemos agregar que existen también otros factores que pueden aumentar el riesgo de caries tales como: niños que se despiertan varias veces por la noche a comer (pecho o biberón); tiempo que el niño se duerme con el líquido en la boca; consumo de alimentos azucarados, insuficiente exposición a fluoruros presencia de defectos en el esmalte (hipoplasias); transmisión temprana de bacterias; entre otros.

Debido a que cada niño presenta un riesgo diferente a desarrollar enfermedades (incluyendo la caries), los padres deben llevar a su bebé con un profesional para que éste identifique el riesgo de caries individual y las estrategias preventivas necesarias de acuerdo a cada caso.

Es necesario recordar que la caries es fundamentalmente una enfermedad infecciosa, y por tanto un foco de infección que debemos combatir cuanto antes, sea cual sea el diente y la edad a la que se presente la enfermedad .Pero si a ello añadimos que el niño necesita una boca sana para facilitar su alimentación y por consiguiente su crecimiento adecuado, estaremos en condiciones de reconocer la importancia del cuidado y reparación de un diente de leche. A todo ello hay que añadir que debajo de todos y cada uno de los dientes de leche hay un diente permanente preparado para formarse y salir a la edad que corresponda. ¡y se encuentra en ese lugar desde el nacimiento! por lo cual cualquier infección o inflamación que se produzca en la zona, puede afectar al diente permanente en formación, que precisa que el diente de leche esté sano y permanezca en su lugar hasta el momento del recambio ya que “su sitio “ es guardado perfectamente por el diente de leche.

Si el diente de leche desaparece por la causa que sea (caries o traumatismos) antes de tiempo, es necesario poner algún tipo de aparato que reponga las importantes funciones del diente perdido, hasta la salida del diente permanente.

Son factores predisponentes relacionados con la forma de las arcadas de los maxilares, la falta de contacto de los labios superior e inferior ( niños que permanecen con la boca abierta continuamente) respiradores por la boca, la profusión de los dientes superiores e inferiores,(los llamados dientes de conejo). También los niños con alguna deficiencia o discapacidad que produce una incoordinación motora haciéndoles más propensos a las caídas.

En este caso hay que distinguir nuevamente entre el diente temporal y el permanente.

Los dientes de leche más afectados son los incisivos centrales superiores, tendiendo a producirse más frecuentemente las lesiones en el ligamento dental por la propia esponjosidad de los tejidos del hueso en el niño de corta edad. Las lesiones pueden producir desde una movilidad aumentada del diente, un alargamiento del mismo, una introducción del diente en el hueso. Los casos más graves un completo desprendimiento del diente.

En los dientes permanentes, el traumatismo produce más a menudo una fractura del esmalte y de la dentina, pudiendo quedar expuesto el nervio o pulpa dentaria. Las radiografías nos sacarán de duda de una posible lesión en la raíz dental y/o el ligamento del hueso.

Se dañan sobre todo en los dientes superiores anteriores.

Existen muchas personas, inclusive profesionales de la salud, que piensan que el cuidado de los dientes de leche tiene poca importancia debido a que estos dientes serán reemplazados por los dientes permanentes.

Nada más lejos de la realidad.

Los dientes de leche son importantísimos para que el niño pueda masticar y deglutir bien, para hablar correctamente, para mantener el espacio para los permanentes y para desarrollar una sana autoestima.

  • Realice una higiene oral correcta, desde el nacimiento de su bebé. Pregunta a su odontopediátra cómo debe hacerlo de acuerdo a la edad del niño.
  • Evite latransmisión de bacterias.
  • Evite la alimentación nocturnadespués de la erupción de su primer diente de leche.
  • Evite los alimentos con azúcares(galletas, pan dulce, bollería, zumos industriales, chocolates, helados, etc.), especialmente los primeros dos años de vida.

Visite al odontopediatría durante el primer año de vida para que le asesore sobre el riesgo de caries de su hijo y aplique las medidas preventivas adecuadas.

Consulta al odontopediatría sobre los beneficios de la aplicación tópica de flúor en el esmalte de los dientes de leche y sobre los selladores de fosas y fisuras, de acuerdo al riesgo de caries de su hijo.

Comenzar la limpieza de las encías desde el nacimiento, una vez al día, aprovechando el momento del baño. Utilice una gasa húmeda, la punta de un pañito limpio humedecido en agua o un dedal de goma.

  • Obligatorio:comenzar la higiene bucal con la erupción del primer diente de leche (alrededor de los 6 meses de edad), dos veces al día; en la mañana y en la noche. Deberá  limpiarle dientes, encías, lengua, cachetes y paladar.
  • Niños de un año o más: realice la higiene bucal con un cepillo dental del tamaño de su boca. Si su bebé no se despierta a comer durante la noche ni come dulces, puedes realizar el cepillado solo con agua. En caso contrario, debe usar pasta dental de 1000ppm de flúor en cantidad “granito de arroz”.
  • Si ya le salieron sus muelas:pasar el hilo dental entre las zonas de contacto entre las muelas antes de dormir. Puede usar un hilo dental con cera o si lo ve complicado, utilice posicionadores de hilo (flossers).

Consulte al odontopediatría sobre la necesidad de aplicar fluoruros tópicos de acuerdo al riesgo de caries de su hijo.

El uso de pastas dentales flúoradas es la mejor manera de prevenir las caries. Una vez que su hijo haya aprendido a escupir, es indispensable que realice el cepillado con pasta dental de 1000ppm de flúor en cantidad “granito de arroz”.

El cepillado dental en niños es efectivo sólo si es realizado por un adulto. Recomendamos dejar que el bebé y/o niño jueguen, sin embargo sugerimos que el adulto realice la higiene hasta que el niño posea la habilidad motora adecuada (aproximadamente a los 8 años). A partir de ese momento, supervisar el cepillado nocturno hasta la adolescencia.

Recuerde que la higiene oral se realiza tanto para establecer unos buenos hábitos orales como para proteger sus dientes de leche. Al acostumbrar a su bebé a una limpieza dental suave y a pasar el hilo dental, crearás un patrón de cuidados bucales que lo acompañarán durante el resto de su vida.

  • Dolor intenso
  • Hospitalizaciones y visitas de urgencia
  • Disminución de su desarrollo físico
  • Disminución de la calidad de vida
  • Elevado costo de tratamiento.

Sin embargo, quizás el factor más importante para el cuidado de los dientes de leche sea la estrecha relación que existe entre las caries en los dientes de leche y los permanentes. Es decir, un niño con caries en sus dientes de leche será probablemente un niño con caries en los dientes permanentes y por lo tanto, un adulto con múltiples tratamientos dentales, con las consecuencias económicas, físicas, psicológicas y emocionales que ello implica.

La caries en los dientes de leche avanza muy rápidamente debido a que el esmalte de estos dientes es más delgado que el de los permanentes y el nervio está más próximo a la superficie.

La primera etapa de la caries precoz suele ser la aparición de “manchas blancas” en el esmalte de los dientes anteriores superiores, generalmente en la zona que bordea la encía.

En los niños pequeños esta descalcificación progresa rápidamente hacia una cavidad, ocasionando dolor, dificultad para comer, pérdidas de días de escuela, infecciones bucales, celulitis faciales, visitas de urgencia y hospitalizaciones, etc.

La caries es actualmente la enfermedad infecciosa crónica más frecuente en la infancia, cinco veces más común que el asma y siete veces más común que la rinitis alérgica. Es un problema serio de salud pública que puede tener graves repercusiones en la salud general del niño.

La caries es una enfermedad infecciosa multifactorial, con lo cual existen diversos factores implicados en su aparición. Entre los más destacados durante la niñez tenemos:

  • Visitas tardías al dentista: mientras más pronto visites al odontopediátra (antes del año de vida), mayores posibilidades y herramientas tendrás para prevenir enfermedades bucodentales en su hijo.
  • Higiene oral insuficiente: es quizás el factor más destacable para la aparición de caries. La limpieza bucal es obligatoria a partir de la aparición del primer diente de leche, así como el uso del hilo dental cuando las muelas hayan hecho contacto.
  • Características dentales: un pequeño número de niños presentan defectos en el esmalte de sus dientes de leche (hipoplasias) ocasionadas por alguna alteración durante su formación (intrauterina), cuyas superficies son más susceptibles a caries.
  • Transmisión temprana de bacterias: existen ciertas conductas de riesgo que aumentan la posibilidad de un contagio temprano de bacterias en la saliva de la madre/padre que aumentan el riesgo de caries del bebé.
  • Alimentación nocturna: durante el sueño, el flujo salival es casi nulo, con lo cual es el momento más susceptible al ataque de bacterias. Por ello, a partir de la aparición del primer diente de leche, se desaconseja la alimentación nocturna, especialmente en biberón. En caso de continuar con la lactancia o biberón, se debe procurar limpiar los dientes después de la toma nocturna.
  • Hábitos alimenticios incorrectos: una dieta altamente cariogénica, especialmente entre comidas, multiplica la posibilidad de desarrollar caries precoz. Hipoplasias del esmalte – De igual manera, existen anatomías dentales particulares que favorecen la retención de comida y aumentan el riesgo de caries. Para este tipo de anatomías dentales, los sellantes de fosas y fisuras son una excelente medida preventiva para evitar la retención de comida y la caries.
  • Insuficiente exposición a fluoruros: el uso de flúor tópico ha resultado ser muy eficaz en el aumento de la resistencia del diente al ataque de bacterias, en especial en pacientes de alto riesgo. El odontopediátra debe indicarte la cantidad de flúor de acuerdo a la edad y al riesgo individual de caries de tu hijo.
  • Niños con medicación prolongada: muchos medicamentos pediátricos (antibióticos, analgésicos, antigripales, corticoesteroides, etc.) tienen un alto contenido de azúcares, con lo cual los niños medicados son pacientes de alto riesgo de caries y deben ser monitorizados con más frecuencia.

Hoy en día la caries es una enfermedad 100% controlable si se conocen los factores de riesgo que las ocasionan.

Las nuevas generaciones no deben pasar por lo que sus padres pasaron en el dentista…

La odontología está cambiando y cada vez somos más los dentistas que creemos firmemente que más vale prevenir que curar, y para lograr este objetivo debemos empezar muy temprano.

La lactancia materna no sólo tiene enormes beneficios nutritivos, inmunológicos y emocionales para el bebé. Además favorece el correcto posicionamiento de las arcadas dentarias y con ello, una buena oclusión dentaria (buena mordida entre los dientes superiores e inferiores).

Todos los bebés nacen con una mandíbula “pequeña” en comparación con el maxilar superior.

La succión del pecho ayuda a que la mandíbula “avance” en su posición y con ello se obtiene una mejor relación entre el maxilar y la mandíbula. Diversos estudios indican que con la ejercitación de los músculos masticadores y faciales al lactar, disminuyen al 50% los indicadores de maloclusiones (malas mordidas).

La lactancia materna también facilita la respiración nasal del bebé, ayuda a un correcto posicionamiento de la lengua y a un buen desarrollo de la musculatura oral, previene patrones de deglución anormales, promueve una correcta forma del paladar, aumenta el flujo salival, entre muchas otras ventajas.

La mayoría de odontopediátras coincidimos en la gran importancia de la lactancia materna durante los primeros seis meses para el correcto desarrollo de la respiración, de la boca, de la oclusión (mordida) y de la deglución (tragar los alimentos) durante la infancia.

Recuerde que la leche materna no causa caries por sí sola; pero vemos en la consulta muchos lactantes que presentan caries a edades tempranas cuando la lactancia nocturna se prolonga y se combina con una falta de higiene bucal; cuando el bebé mama muchas veces durante la noche; cuando el bebé pasa mucho tiempo con la leche en la boca; cuando existen alimentos complementarios azucarados; cuando no existe la suficiente exposición a fluoruros; cuando el niño tiene defectos del esmalte; cuando existe una trasmisión temprana de bacterias de la saliva de los padres; etc.

Empiece con la higiene oral tan pronto como puedas, aunque tu bebé no tenga dientes. Aprovecha el momento del baño para limpiarle las encías con una gasa, un pañito humedecido o un dedal de goma.

Una vez erupcionado el primer diente de leche, disminuya gradualmente la lactancia materna durante las noches. Si decide no hacerlo, es muy importante que realice la limpieza dental inmediatamente después de la toma.

Lleve a su bebé al odontopediátra antes de su primer cumpleaños para que le informe de las medidas para evitar la aparición de caries y otras enfermedades orales.

Debido a que muchas madres no pueden (o deciden no) dar de lactar a su hijo, el biberón suele ser la herramienta utilizada para alimentarlo.

Creemos importante que las madres sean conscientes de que el uso del biberón (de cualquier tipo) no fomenta el crecimiento y el desarrollo de los maxilares y de la musculatura facial como la lactancia materna.

Con el biberón el niño no cierra los labios con tanta fuerza y éstos adoptan forma de “O”, no se produce el vacío bucal, se dificulta la acción de la lengua, la cual se mueve hacia adelante contra la encía para regular el flujo excesivo de leche y se mantiene plana.

Hay una menor excitación a nivel de la musculatura bucal y no favorecerá el crecimiento armonioso de los huesos y cartílagos.

El flujo de leche en el biberón no requiere de un movimiento constante de la mandíbula y ésta queda en una posición más atrasada (distal). El biberón estimula un trabajo muscular pero de los músculos equivocados (buccinadores); los cuales pueden generar arcadas estrechas y consecuentemente falta de espacio para dientes y lengua. Cuando el bebé toma biberón, usa chupón o se chupa el dedo, la lengua no alcanza su posición correcta en el paladar. Por ello, la altura y anchura del paladar queda influenciada por el objeto que se encuentra entre éste y la lengua.

Con todos estos factores, se puede instaurar tempranamente una deglución atípica (incorrecta) que posteriormente puede ocasionar diferentes tipos de maloclusiones (malas mordidas).

Durante décadas, el biberón (especialmente el nocturno) ha sido relacionado con caries precoz de la infancia (anteriormente llamado “caries de biberón”) debido a que el contenido del biberón suele permanecer un largo tiempo en la boca y ocasionar la desmineralización del esmalte dental de los dientes de leche.

  • Una vez erupcionado el primer diente de leche, evite el uso del biberón nocturno con cualquier líquido que no sea agua. De no hacerlo, es muy importante que realice la limpieza bucal antes de que su bebé se duerma.
  • Utilizar biberones cuyos orificios de salida sean pequeños, lo más similares al pecho materno.
  • Al dar el biberón coloque al bebé en una posición vertical en vez de horizontal, estimulará el ejercicio de la musculatura oral.
  • Nunca añada azúcar, miel, endulzantes o cereales al biberón. Los jugos deben ser ofrecidos en vasos entrenadores, no en biberón.
  • El biberón debe limitarse a los 12 – 18 meses de edad. Cerca del primer cumpleaños de su niño, intente que beba los líquidos en vaso entrenador.

Una buena higiene oral es el factor más importante para evitar la caries y las enfermedades de las encías.

Mientras más temprano empiece con la higiene bucal en su bebé mejor, ya que durante los primeros meses de vida, el bebé se encuentra en una fase oral pasiva, en la cual disfruta del masaje y manipulación de su boca.

FAQ (3)